Thursday, May 6, 2010

rumbos

Los veintitantos en mi opinión es una etapa muy interesante, muy lejana a ser el más grande de secundaria y ver a los de otro grados como menos e inexpertos. También distinta a los 18 etapa en la que ahora si ya eres grande pero los papás siguen haciéndose cargo de uno, en cuanto a la escuela, la gasolina muchas veces, en ocasiones todavía dan semana pa los gastos de uno. Una etapa de la edad adulta muy dependiente, aún da miedo ir al antro sin identificación, ser detenido por un tránsito le imprime adrenalina al día y el que te haya aceptado 20 pesos de mordida acentúa tus dotes de buen negociador. Ser detenido por el alcoholímetro es toda una experiencia, los papás aún lo regañan a uno. Entra uno en los 20 y es tan sólo una extensión de la adolescencia o del being a teenager y finalmente llega ese momento, aunque hay que reconocer que no todos lo alcanzan, a no todos les llega y ni bien ni mal, yo sólo hablo de acuerdo a lo que yo he vivido. Se termina la universidad y  si no la cursaste, llega el momento en que eres trabajador o desempleado. Se acabó ser estudiante, se acaban los regaños y ahora vienen los pleitos, donde ya uno pasa por alto algunas de las ideas de los papás que en otro momento hubieran dado pie a un drama aún más trágico que la novela de las diez.

Es hora de empezar a hacer algo con la vida de uno, es momento de algunas cuantas crisis, aún se es joven para tener un gran sueldo, pero se ven cerca los 30 y te pones a pensar que aún no has hecho nada. Volteas más para atrás y te das cuenta que los deportes que hacías en preparatoria los cambiaste a lo largo de toda la carrera por amanecer crudo los domingos, algunos los sábados y domingos y algunos desde el miércoles, te ves en el espejo y se fueron los cuadritos que antes no costaba mantener, te subes a una bicicleta y no puedes repetir la actividad durante algunas dos o tres semanas por el dolor ocasionado por el asiento, ni pensar en correr 10 kilómetros de una sóla vez.

Los veintitantos es la etapa en la que nos replanteamos nuestros ideales, hacemos una pausa para ver que no hemos hecho nada y que estamos dejando ir los sueños a cambio del trabajo monótono del horario de 9 a 2 y de 4 a 7, en el que tienes que llegar media hora antes, si llegas tarde te descuentan el sueldo y cada que sea necesario, 4 ó 5 veces por semana tienes que salir tarde, pero claro que esas horas extras no vienen reflejadas en el recibo de nómina, qué decir de quien tiene que ir además los sábados. Jefes inflexibles, la abuela olvidada, y el estrés desahogado contra los papás o hermanos, el cuarto desordenado y la lectura, la qué.

En lo personal sucedió que a los 25 amanecí nuevo y por primera vez me sentí diferente al amanecer de una edad distinta. Me compré una bicicleta y la usé hasta acabármela y desde entonces ya voy en la tercera bicicleta de montaña, redescurbí esa pasión mía. Empecé a trotar de manera regular siguiendo los consejos de los adultos mayores que practican deporte -entre más condición más diversión-, ahora tengo en la mira mi primer maratón, visito más a mis abuelas, hablo más por teléfono y mando menos mensajes, por trillado que se escuche, fruecuento amigos a los que tenía mucho sin ver, me fui algunos meses al extranjero donde entre otras cosas aprendí y practiqué durante mes y medio el snowboard después de 12 años de no haber esquiado,  retomé la lectura y este año he leído 6 libros de manera recreativa, abrí un blog, me salí de mi trabajo para como muchos de mi edad, empezar un "proyectillo" en lo personal, con algunos amigos entusiastas estamos comenzando una Asociación Civil, me hice de dos perros para los que tengo tiempo, apagué la televisión, busco la motivación en mí y no en facotres externos.

Siempre es momento de detenerse y replantear rumbos, perseguir sueños, buscar la plenitud, despertar desinflado y buscar desde dentro el motor que hoy nos moverá, exigirnos retos, llegar a donde deseamos en lo personal llegar y no, cumplir en nuestra persona, los sueños ajenos. No hay respuestas ni fórmulas inequívocas, se trata de experimentar en cabeza propia y aplicar lo que a nuestro ser le beneficie. Siempre hay tiempo.

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