Wednesday, March 24, 2010

La gente que nos rodea y el yo

Siempre hay gente a nuestro al rededor, declaración que quizá esté de más. La señora que se viene pintando en su coche, que viene oliéndote el escape, trae evidente prisa, te echa las altas y hace sonar el claxon. El compañero de escuela, de trabajo o de vivienda y de éstos hay en todas sus variedades posibles; el buena onda, el simpático, la dramática, el sensible, al que le gusta que su vida guarde poco orden en todos los sentidos y el que se le contrapone. Siempre hay gente que mantiene un estado de ánimo que aunque no quiera dice que nació para fracasar, que nada le sale bien, que él está jodido y envidia el mundo en el que te mueves sea el que sea. La gente que te dice que estás mal, los que te dicen que vas lento, los que te dicen que tu método no es el adecuado, los que te frenan, los que te inculcan miedos; al fracaso, a la aventura, a la adrenalina, a triunfar. Los que te dicen por decirte y darte por tu lado, que están ahí pero en su opinión se nota poco razonamiento para poderlo aplicar a tu modo de vida de manera más óptima.

De esos, todos valen la pena que estén ahí e igual de valioso es escucharles de manera que nos podamos formar una opinión propia con tan diversos puntos de vista. Aprender en los demás cómo quieres ser en ti y cómo no quieres ser. Tú qué te dices, cómo reflexionas, qué consejos te das cuando te imaginas, cuando te visualizas al futuro, cuando te caes, cuando te quieres levantar. Cada mañana al despertar y darte cuenta que estás vivo. Hay que darse cuenta de eso en primer lugar, después todo va resultando con un algo de esfuerzo.

Ánimo, sé tu más grande consejero, sólo tú te conoces en tu totalidad y si no, cada día revísate, conócete, platícate, repréndete para corregirte y aconséjate lo que más te convenga para tu plenitud. Contagia sólo al de a lado de ti, y déjate contagiar por los soñadores y otro poco por los organizados, por los perseverantes, por los que siempren están con los pies en la tierra. Contágiate por el alegre, por el apasionado, por el relajiento, por el reflexivo, por el pulcro, por el respetuoso, por el de carácter y a cada uno de ellos contágialo de ti.

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